¿ES UN ERROR SOCIAL LLEGAR A LA HORA SEÑALADA EN EL PERÚ?
A los puntuales (entre los cuales me incluyo), nos suele
suceder, más veces que no, que cuando llegamos a una cita a la hora señalada de
antemano, somos recibidos con mala cara,
bata, como si hubiésemos llegado tarde o sin ser esperados o encontrados.
También, cuando “los puntuales” acordamos una hora de
encuentro (en una oficina, casa. restaurante o donde sea) con muchos
(muchísimos) compatriotas, nos frustramos porque nuestra contraparte no se
presenta, llega tardísimo o no está listo; con las excusas usuales del tráfico,
la llanta baja, el taxi que se malogró, el tren que llegó tarde a su estación,
la mamá, mujer o hijos enfermos y decenas de razones más.
Entonces he tomado una decisión. Si el tardoso o faltoso no
llama al celular (que casi todos tenemos) a dar explicaciones del “¿por qué de
su demora o ausencia?”, no lo llamo, simplemente me retiro del lugar a los
veinticinco minutos de la hora acordada y si la reunión iba a ser en mi casa, estudio
u oficina, doy instrucciones al portero para decirle al impuntual: “el señor lo
estuvo esperando, pero tenía otro asunto MAS IMPORTANTE que atender y ya se
retiró. Indicó que, por favor no lo llame, que él lo llamará a usted para
concertar otra cita”. Punto.
Sea la reunión del interés del malcriado o mío; es obvio que
en esa persona no se puede confiar y lo mejor es cortar por lo sano.
El tiempo de uno es como dinero en el bolsillo y quien está
tomando tiempo ajeno es deshonesto. Hay muchas otras cosas que una persona
puede hacer, el lugar de esperar a un impertinente.
Como la mayoría de los que van a leer esto son impuntuales o
faltosos, espero que sus contrapartes honestos tomen nota y los aparten como es
debido.
Vayan los majaderos perdiendo oportunidades. La pérdida de
ellas se suman, no se promedian y no se quejen si terminan siendo cobradores de
combis o choferes de taxis alquilados en el futuro cercano o mediano. Las
oportunidades no se repiten fácilmente.