CUANDO “LA VERGÜENZA
AJENA”, SE HACE PROPIA
Cuando era niño,
adolescente y púber adicto a la lectura, gracias a que mis padres nos impedían prender
“la caja boba” (léase televisión) mis
hermanos todos y yo nos convertimos en lectores adictos leyendo desde Emilio
Salgari hasta Franz Kafka, pasando por supuesto por “El Principito de Antoine
de Saint-Exupéry, el Pato Donald y muchos otros.
Una de mis
hermanas y yo no entendíamos eso de “Vergüenza Ajena”. ¿Cómo podría existir ese
parágrafo cuando la vergüenza pertenece a quien la genera y no tiene ¿por qué
ser compartida por inocentes?
Ahora que
ya pinto canas, las que me quedan, entiendo perfectamente “La Vergüenza Ajena”
porque la sufro. Estoy extremadamente orgulloso de ser peruano y que
antepasados míos han peleado y muerto por mi Perú en el innoble ataque de Chile
al Perú.
Quien
siendo peruano o chileno y no entiende ¿cómo es que Chile, apertrechado por los
ingleses invadieron el país y avanzaron combatiendo y asesinando a nuestros
compatriotas? pero, eso es vergüenza de Chile, Inglaterra y de nadie más que
asesinaron para apoderarse del salitre y de guano (proveedores del nitrógeno (nitrato
de potasio y nitrato de sodio) esencial para la deficiente agricultura gala en
esos tiempos. Para los chilenos y los ingleses educados si entienden "La Vergüenza Ajena", mas no la confían en voz alta ni por escrito.
“Vergüenza Ajena”
es lo que siento y entiendo ahora con las próximas elecciones generales del 10
de abril (2016) en el Perú.
Los
candidatos presidenciales y candidatos al Congreso (que son demasiados) son
indignos (con dos excepciones que no van a ganar),
La gran mayoría de la prensa escrita, radial,
televisiva y electrónica es tan falsa que me producen indignación (“vergüenza
ajena”). La mayoría miente descaradamente, comenzando por el decano. Ignoran
lo que no les conviene a sus intereses políticos y dinerarios.
La verdad murió
hace tres meses y los candidatos “con la frente en alto” reclaman haber nacido
en remotos lugares, estudiado (o no) en colegios fiscales alejados de los centros
culturales de nuestro país (que no son muchos).
Asumen
títulos que no poseen e insisten, aun después de haberse descubierto sus
mentiras. ¿Quién y para que algunos quieren ser presidentes o congresistas, aun
cuando no saben ni hablar correctamente, menos leer o escribir.
Sufro de
VERGÜENZA AJENA, ya entiendo.
Jorge Enrique Seoane Morla
Metro Press and Photo UK & USA
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