Antauro, el excéntrico y desenfrenado hermano del Presidente Humala, ha salido del Penal de Piedras Gordas y enviado a un centro de detención de El
Ejército, en Chorrillos.
Políticos, periodistas y muchos ciudadanos de a pie y de BMW
se rasgan las vestiduras. Este redactor también, pero no porque lo hayan sacado
de Piedras Gordas, sino porque lo han enviado a una cárcel donde están sus
amigos y seguramente será mimado. Como es, aparentemente un asesino, debería
ser enviado a otro penal más seguro (o exclusivo) o, por último a la Base
Naval.
El peligro de que Antauro Humala estuviese en Piedras Gordas,
bajo el cuidado del INPE y acompañado de “lo mejorcito” de la delincuencia, era
una amenaza que podría haber terminado
en un desastre, igual o peor, que el de La Embajada de Japón.
Los delincuentes en prisión (y fuera de ella) sólo planean
constantemente, como “hacer de las suyas”; no importa ¿qué o quién? La mayoría
no tienen valores morales y para muchos la vida (inclusive la propia) no vale
nada.
Era cuestión de tiempo para que los compañeros de Antauro
Humala en el Penal de Piedras Gordas percibieran lo que tenían a la mano “un
comodín” para un motín; seguido de el secuestro de Antauro y visitas, para
tratar de negociar con El Estado.
Antauro será un loquito agresivo y berrinchudo, pero es
hermano de El Presidente Ollanta y, peor aún, hijo de Bocas Flojas Isaac y señora, quienes no perderían la oportunidad para hablar ante cuanta cámara o micrófono les
pongan por delante y entorpecer cualquier gestión de El Estado, la Cruz Roja,
la Iglesia Católica, o sea quien sea, quien tendría que negociar.
En resumen, buena decisión, pésimo destino.
Jorge Enrique (Coco) Seoane
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