Hoy, 29 de enero de 2012, El Comercio (Perú) en su página 27
publica que se investiga a niños armados con fusiles de guerra en Venezuela. No
es novedad ni allí ni más allá. Por decenas de años hemos visto niños
fuertemente armados en países africanos y latinoamericanos.
Sin ir muy lejos los hemos visto en el Perú, entre las huestees
de Sendero Luminoso, en Nicaragua, en El Salvador.
Es más, no sólo los grupos subversivos o terroristas usan
a los niños como carne de cañón. En el conflicto del Cénepa (Twinsa) entre Perú
y Ecuador entre enero y febrero de 1995, vimos a soldaditos de 15 y 16 años (de
ambos lados) debidamente uniformados y armados; muertos o mutilados por la artillería,
las minas o las balas del enemigo (sea este quien sea).
Antes, en la Guerra del Cóndor (falso Paquisha), entre
enero y febrero de 1981, fui testigo presencial de la evacuación de un soldado
adolescente quien fue violado múltiples veces por una patrulla del Ejército del
Ecuador.
Estaba yo en el helicóptero MI-17 con un ingeniero
electrónico inglés (Colín Fox) instalando radios HF, cuando nos irradiaron del PV2 (Puesto de Vigilancia dos) del Perú, para
evacuar inmediatamente a un muchacho al cual una patrulla ecuatoriana (en
territorio peruano) lo habían violado y
luego le habían roto la columna vertebral.
Esto sucedió en pleno armisticio. El soldadito fue
embarcado echado boca abajo en una tronca de balsa para ser llevado a la base
de El Milagro (muy cerca de Bagua Grande). Mientras decolábamos del PV2, fuimos
ametrallados (las balas pasaban de largo la cabina del helicóptero (nadie salió
herido) En el helicóptero estábamos además del inglés y yo, do desdentadas
visitadoras que íbamos a desembarcar por un par
de días en un PV, el piloto, copiloto y mecánico, un artillero de babor
y dos suboficiales.
El piloto peruano tenía órdenes estrictas de no devolver
el fuego ni “roquetear” la base ecuatoriana al otro lado de la cercanísima
cúspide de la cordillera. A pesar de la insistencia del Mayor Piloto de la nave
por radio a El Milagro para una retaliación, no fue autorizado, porque ya estábamos
en pleno armisticio y el Presidente Belaunde había prohibido cualquier contraataque
mientras funcionaba la diplomacia. (Los toros se ven de lejos)
Esto es lo que yo vi, pero no me queda ninguna duda de que
también sucediera al revés, porque los peruanos, santos no somos y además habíamos cuatro civiles abordo (un extranjero, dos visitadoras y yo).
Jorge Enrique (Coco) Seoane
Metro Press & Photo SAC
RUC 205430113839
press@metroperu.com
METRO PRESS & PHOTO SIGUE ABAJO
No hay comentarios:
Publicar un comentario