¿SI DE BELLACOS SE TRATA?
Ahora que Chile está de moda que incomoda, contaré algo que
me pasó en Santiago hace poco tiempo, antes de la CIJ.
Estaba yo comisionado por la agencia Metro Press & Photo
en Santiago. Paralelamente, un periodista chileno estaba comisionado en Lima
con la misma tarea. Investigar (que no es lo mismo que encuestar), que piensan
los ciudadanos “de a pie” de su vecino país. Todo como parte de un trabajo muy
completo para ser publicado en diferentes países latinos, antes de que se
iniciaran los alegatos mutuos en La Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Llegando a Santiago hice lo que todo periodista
experimentado hace siempre (o debe hacer). Esto es presentarme ante el cónsul
peruano a decirle: “aquí estoy, porsiacaso”. El cónsul, generosamente me dio un
celular, con todos los números de contactos, por si fuera necesario.
Entrevisté, discretamente pero identificándome como peruano,
a muchísimas personas en restaurantes, fiestas públicas, bares, discotecas y,
con la total falta de timidez que me caracteriza, a peatones en la calle. Los chilenos,
igual que los peruanos, son muy amables con los extranjeros. La diferencia mas
notable es que la cortesía se acaba y prosiguen su camino; los peruanos
rápidamente hacen amistad con los extranjeros y les dan indicaciones y hasta su
tiempo para guiarlos (y algunos para esquilmarlos).
La Plaza de Armas de Santiago es como del tamaño de una
plazuela de una provincia de la sierra (no la de la capital de un
departamento). Pequeña y no muy atractiva. La catedral es como del tamaño de
una iglesia de Miraflores.
Al costado izquierdo de la iglesia (mirándola de frente) hay
una saliente sobre la vereda de la calle lateral, al cruzando hay muchos
locutorios telefónicos y lugares de comida peruana (buena, pero no la mejor).
Los peruanos desempleados se agrupan en esa calle y esperan que pasen los
patrones, que por la ventana gritan ¡Necesito un jardinero? O un portero de
discoteca o carpintero, albañil, gasfitero, pintor etc. Es decir mano de obra
barata y de muy corto plazo y pago negro (evasión de impuestos).
Varios colegas chilenos me habían contado que esa era la
zona más segura de Santiago, porque los peruanos no admiten delincuentes que
mancillen su “centro de puestos de trabajos ocasionales”. Los “achorados” son “largados”
del lugar por los honrados. Lógico.
Como ese día estaba conversando con peruanos, averiguando
sobre sus vidas, compromisos, familias y problemas; me había puesto mi identificación
de prensa sujetada al bolsillo del pañuelo del saco. Claramente dice PRENSA por
un lado con foto, nombre de la agencia, el propio, sellos de agua y holograma.
En el reverso, lo mismo, pero en inglés.
Me acerqué a dos carabineros (policías que andan en pares)
en la plaza y, después de saludarlos amablemente les pregunte: “Señores, tengo entendido que donde se reúnen
los peruanos a buscar trabajo, es el lugar con menor delincuencia en Santiago,
¿es así?”. Uno de ellos me contestó: “si,
pero dan muy mal aspecto”. Soy blaquiñoso pues, y pensaron que no era
peruano porque el viento había cambiado mi credencial al lado en inglés.
Me bajó el indio y me puse como una pantera rabiosa. Le dije,
al que me respondió: “es usted un mal
hijo de puta racista”. “Oiga usted,
respeto a la autoridad” me dijo, yo, mas molesto (teatro) lo
conchasumadrié.
Me dijo que me llevaría detenido sin saber que para un
periodista con la razón, el que lo lleve detenido un policía racista, no era
otra cosa que una divertida aventura y un artículo fabuloso. Realmente, algo
que contar.
“Vamos pues, hijo de
puta, se lo digo de nuevo delante de su jefe y, tendrá que explicar usted y su
mudo compañero, por qué me dirijo a usted como lo hago. No es un insulto, es un
justo calificativo. Estoy seguro, que su madre debe ser una señora muy digna
que no merece ser defendida por un racista hijo de puta ad honorem (mérito propio), como usted”.
Recién entonces, el otro carabinero intervino: “Señor, por favor, a sido una frase
desafortunada de mi compañero. No queremos hacerle problemas”. Conteste yo:
“¿problemas, ustedes a mi? Problemas son
los que le voy a hacer yo a él. Ustedes no me pueden hacer problemas a mi,
porque este hijo de puta es quien está en problemas” (un poco treatero, yo,
pero quería seguir el bochinche para escribir un lindo artículo; que nunca
escribí). Ya estábamos rodeados de curiosos testigos chilenos y peruanos.
Para hacerla corta. El segundo carabinero, que creo era superior
o más antiguo, lo obligó al imbécil a disculparse. Total, tampoco soy cruel.
Acepte las disculpas y les permití retirarse (eso de “permitir retirarse a dos policías”
suena divertido, pero tengo gastados 19 pasaportes y tengo el juicio (o prejuicio) que algunas autoridades
son muy torpes allá, aquí y acullá).
Los chilenos, en general, son mejor educados formalmente
(escuelas, institutos y universidades) que los peruanos, pero los cholos somos
mas cultos, con nuestra historia, comidas, costumbres, tradiciones locales y
generales. Un ejemplo simple: Una cueca chilena ni se acerca a una elegante
marinera peruana bailada por un sargento de caballería EP, ¿o no?).
El comportamiento de “ese carabinero chileno” no refleja en
nada la educación de la gran mayoría de los chilenos.
Estúpidos hay en todo el mundo, y en el Perú no nos quedamos
atrás. Basta con recordar a nuestro recién renunciado Ministro de Trabajo con
su frase “usted no sabe quien soy yo”
y su agresión física a una empleada de LAN PERÚ (que todos sabemos es empresa
chilena) y, después a la comisaria de la policía del aeropuerto y luego al jefe
de la policía de Arequipa, delante de
sus subalternos. Perdió los papeles el ex ministro.
¿Si de bellacos hablamos? Los peruanos tenemos “nuestros
propios”, pero eso no mengua la conducta y falta de formación del carabinero
chileno.
No es cuestión de nacionalidades. La estupidez de algunas
autoridades se da en todas partes. La he visto en Georgia, Nueva York, en una
carretera en Dinamarca, en París, Londres, La Paz, Managua, Cuba (muchas veces
y, también galantería, otras tantas), Venezuela (uyulluy), Polonia, España y
dejo de contar.
Como Chile está en la palestra, ahora en diciembre del 2012,
me parece divertido contarlo ahora.
Jorge Enrique
Seoane Morla
(Coco Seoane)
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