domingo, 22 de agosto de 2010

¿ PERIODISTA, POLICÍA, HAMPÓN O SOPLÓN?

domingo 22 de agosto de 2010

Vivo y trabajo en la cuadra tres de Paseo de la República, esquina con el Jirón Raymondi, vecino de Polvos Azules en La Victoria.

Cansado de enfrentarme, verbalmente, a los delincuentes y/o drogadictos que asaltaban a los vecinos del mismo edificio donde vivo, opté por “la conciliación”; es decir, me hice amigo de ellos y, de vez en cuando salgo a “chelear” con mis “cumpas”.
Cuando uno pide una cerveza, el dependiente, de cualquiera de los bares del vecindario, entiende “una caja de cervezas de un litro”. La mayoría de las veces invitan ello y, de vez en cuando, invito yo.

Me cuentan de sus exitosas fechoría (muchas veces, machistamente exageradas); de Maranga, Lurigancho, San Jorge y de la corrupción de los celadores que les llevan drogas y hasta armas.

Yo les cuento de Tokio; Vietnam; la Guerra del Futbol entre El Salvador y Honduras; el golpe de Pinochet y los cadáveres flotando el Rio Mapocho; La Antártida y hasta de los curas franciscanos, al fondo de El Paseo de Aguas, quienes, mal que bien, alimentan a decenas de personas todos los días (aquisito nomás); mis semanas de vacaciones en la mejor playa del Perú, definitivamente las playas de El Frontón, donde verané cuando El general Velasco me “alojó” allí. Era yo un imberbe periodista, junto con intelectuales y cazurros columnistas, mucho mayores que yo, terminamos allí por el delito de “Traición a la Patria” cuando, los periódicos fueron confiscados y “entregados al pueblo”.

Recuerdo que mi amoroso padre se movió para que me suelten. Conseguí conversar con él por medio de un “phonepatch” por el radio del alcaide y, le pedí que no haga nada. Que yo salía de allí con todos los otros catorce periodistas.
Mi padre entendió perfectamente y, me enviaba en un yate, comida del Club Nacional, cigarrillos para mis amigos (no fumo) y licor (no tomaba) para compartir con los republicanos quienes, estaban felices con nuestra presencia allí (separados de los presos comunes). Cuando al fin nos soltaron, el alcaide y sus “repuchos” se despidieron de nosotros con abrazos y, quedamos siendo buenos amigos.

Volviendo a la delincuencia. La Alcaldía de La Victoria, por medio del serenazgo y el empeñoso y desfinanciado Alcalde, ha conseguido desalojar a las “trabajadoras y trabajadores sexuales” de todas las edades (de 14 a 65 años) quienes ahora, sólo cruzan la Avenida Grau (ese mini zanjón incomprensible) y ya están en el Distrito de Lima 1 (Centro Histórico) donde nadie las fastidia.
Las “damas de la noche” se exhiben y ofertan en las veredas, Los delincuentes (quienes seguramente no leerán esto porque, no leen nada), pululan en el breve pasaje Alarcón. Allí hay un bar clandestino donde se reúnen “los promocionales” (de Lurigancho).

En los alrededores, en las madrugadas y en las noches, cualquier ciudadano de a pie está expuesto a que, cualquier cosa le puede pasar.
Los asaltantes, ladrones, arrebatadores, secuestradores y, Dios sabe que mas, beben en las tarde en las noches y fuman pasta (no todos fuman) y duermen en las mañanas. Es por eso, que se repite en todos los distritos, que, cuando los delincuentes duermen en las mañanas, la ciudad es menos peligrosa (sin dejar de serlo totalmente).

Mis “amigos” forajidos ya no actúan en las inmediaciones del edificio y no se meten con los vecinos del mismo.
Hace unas semanas, un novato, robo la radio de un vehículo estacionado al costado del edificio. Cuando le reclamé a uno de “mis patas” me dijo: “no te preocupes Coquito, ahora mismo lo recupero”, a los diez minutos apareció la radio y ellos mismos lo reinstalaron en el vehículo de la víctima y, le dieron consejos para que no le vuelva a pasar.

Mi clasemediera moral sufre cuando en “alguna forma” soy cómplice porque, no soy “soplón” (“no se denuncia a los amigos”. Es ley del hampa y, yo no soy ni quiero ser hampón pero, es más sano es ser amigo de los hampones que, un “soplón”).

El Congreso (que rara vez funciona bien) “dejo listo un nuevo paquete de normas penales”. Que ingenuidad la de los congresistas y la de los ciudadanos que creen que con esa nuevas leyes se va a detener “en algo” a la delincuencia. Los policías, algunos periodistas, abogados penales y los mismos delincuentes se revuelcan de risa. “Hecha la ley, hecha la trampa”.

Los asaltantes, ladrones arrebatadores y otros; saben que tienen que deshacerse de lo robado lo mas pronto posible y, es por eso que tienen cómplices a los cuales “pasan la carga” mientras ellos huyes, sean perseguidos o no.

No entienden los legisladores (entre los cuales hay varios hampones, (¿O no?) que los forajidos tienen otra moral y que, creen (¡SI, creen!) que lo que hacen es trabajar (recursearse) para “llevar algo de platita a su pobre viejita o a su casa”, creen también que el “cogotear”, violar, arrebatar, asaltar, secuestrar y, hasta asesinar son “normas del oficio” y que, ser capturados, son “gajes del oficio”.

Sus facinerosos abogados penales y los corruptos fiscales y jueces (no la mayoría pero, si muchos) se encargarán de buscar algunos hueriquetos legales para ponerlos en las calles nuevamente.
Estimado lector, si tiene usted oportunidad (sé que es difícil), converse con un delincuente común (no los de saco y corbata que, le roban en gastos bancarios, moras, financieras, casa de cambio, compañías aéreas, servicios telefónicos, etc.). Ese es otro problema que le corresponde a INDECOPI y a OPSITEL y que, el Congreso de la República no va a tocar porque, eso es meterse con los grandotes.

Un ejemplo sencillo. ¿Cómo es posible qué se le permita a las empresas que dan servicio a celulares, tarifas de prepago que vencen el el tiempo, no en el uso? Nada más inmoral. ¿Cree usted que El Congreso va a pasar una ley impidiendo eso? ¿Obligando a las empresas a darle el servicio hasta que se acabe su saldo y “no un tiempo determinado por ellos mismos”? Ni hablar; más arriba lo digo, “entre los de un mismo gremio no se denuncia a los amigos”.

Hay hampones en todos los estratos sociales, La ley pretende castigar únicamente a los delincuentes comunes. Años de cárcel (y formación delincuencial) a un muchachón que nos arrebata el celular y, nada a los estafadores financistas, prestamistas, banqueros que nos cobran hasta el papel que compran con nuestro dinero, megatiendas que dan tarjetas de débito o crédito a los que ignoran que están arriesgando todo lo que tienen porque, nadie les explica, ¿cómo se multiplican los intereses compuestos? Esos hampones, también merecen prisión sin beneficios carcelarios.
No están escondidos en el barcito del Jirón Alarcón. Por el contrario, tienen grandes avisos luminosos en las puertas de sus negocios y sucursales por todos lados.

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Jorge Enrique (Coco) Seoane (all rights reserved)Published in english in The Netherlander in Holland. "The other side of the World"
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