- LA PENA DE MUERTE
Sea usted
lector creyente, agnóstico o ateo tiene que reconocer que la vida es un don
venga de donde venga y que no hay quien pueda aceptar la pena de muerte de
nadie por ningún motivo (exceptuemos a algunos musulmanes) que creen que dios
(dios con “d” minúscula) les exige asesinar a los que no creen lo que ellos
piensan es una orden divina (con “d” minúscula de nuevo).
Un violador
de niños, abusador, asesino de niños es el ser masa despreciable del mundo y
debe de ser encerrado hasta que muera de viejo o asesinado por otro recluso
pero, no por el Estado.
El Estado
solo puede tener autoridad sobre la vida o muerte de los enemigos. No, de
ninguna manera no ni sobre los traidores quienes también merecerían vivir el
resto de sus miserables vidas en la peor prisión.
Con la
cercanía de las elecciones candidatas y candidatos están usando el “naipe” de
la condena de muerte para criminales atroces. Que peor castigo para un maldito
que estar encerrado sin beneficios penitenciario (ni otorgados por Alan García,
Dios nos libre) por el resto de sus miserables vidas comiendo la bazofia que se
sirve en los penales peruanos y durmiendo donde los dejen.
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